EL PAPEL DE LA MUJER EN LA LUCHA DE CLASES

Charla dictada durante el año 2003 y 2004 en talleres de mujeres obreras y estudiantes, acompañada con presentación de diapositivas (véase Expos-2003.ppt) y fue sacado en folleto impreso.

Para poder comprender el papel que nos corresponde cumplir en la lucha de clases y gritar bien duro ¡Mujeres como esclavas nunca más!, tendremos que remontarnos al origen de la desigualdad entre el hombre y la mujer y a la experiencia histórica de millones de mujeres en el mundo luchando por acabar dicha opresión.

TEMARIO
Vamos a tratar varios temas:
Origen de la opresión
Continúa la opresión en la sociedad de clases
Cómo las clases dividen más que el sexo
El imperialismo y la sobreexplotación de la mujer —Las maquilas.
La falsedad de la democracia burguesa
Resistencia contra la opresión en varios niveles
Participación de la mujer en la revolución mundial dirigida por el proletariado
Grandes avances en la emancipación de la mujer logrados en el socialismo.
El papel de la mujer en las actuales guerras populares.
La mujer y el actual Movimiento de Resistencia Popular Mundial contra el imperialismo.
¿Qué hacer? Los dos caminos: feminismo burgués o movimiento femenino popular.

ORIGENES DE LA OPRESIÓN

La posición del proletariado sobre la cuestión de la mujer, de su emancipación, parte del reconocimiento científico de los orígenes de la opresión de la mujer, sus bases y la forma de superarla:
Ø La opresión de la mujer no está determinada por su biología. Su origen tiene un carácter social y económico.
Ø En el comunismo primitivo cuando la sociedad no estaba dividida en clases, la producción y el desarrollo de las fuerzas productivas eran muy incipientes. La producción social se organizaba de manera comunitaria y su producto se repartía equitativamente. Por tanto, no había ningún tipo de explotación, de opresión de un grupo o sexo por otro, porque no existía la base material para tales relaciones. El origen de la opresión de la mujer está ligado a la transición de la sociedad comunista primitiva a la sociedad dividida en clases. La opresión de la mujer no es algo que haya existido siempre. Durante miles de años, en la sociedad comunalista primitiva, los hombres y las mujeres compartieron la vida sin dominación o explotación. Los primeros desarrollos de las fuerzas productivas (capacidad del hombre para trabajar y la calidad de los instrumentos de trabajo) generan una primera división del trabajo entre el hombre y la mujer. La cacería (actividad casual) comenzó a ser una actividad propia de los hombres mientras que la mujer tenía una actividad económica más segura y regular en la obtención de los alimentos y su preparación: recolección de plantas, fabricación de utensilios, etc. Se observa entonces el papel activo de la mujer en la vida económica y la dirección de la comunidad. Se desarrolla la agricultura y la ganadería, se refuerzan los vínculos económicos y de producción entre comunidades contiguas y se conforman las tribus como forma más amplia de organización de la vida social, extendiéndose de esa manera la propiedad comunal. Al comenzar el empleo de los metales en la elaboración de instrumentos de trabajo se aumentan las fuerzas productivas y se eleva considerablemente la producción, lo que ocasiona cambios en las relaciones de producción y en la vida humana. Con la primera gran división del trabajo algunas tribus se dedican más a la agricultura y otras más a la ganadería; posteriormente en la sociedad esclavista empieza a darse la división de los oficios, unos se vuelven alfareros y otros tejedores. La opresión de la mujer empezó cuando la sociedad comunal primitiva se dividió en clases antagónicas debido a cambios técnicos de las herramientas y cambios en la distribución de lo producido (excedentes). La división del trabajo más o menos “espontánea” entre hombres y mujeres, dónde las mujeres tenían la responsabilidad de criar los niños, se transformó poco a poco en una relación opresiva.
Ø Junto con la apropiación privada, la propiedad privada, se desarrolló la familia patriarcal como la institución a través de la cual la responsabilidad por los miembros improductivos de la sociedad, especialmente los jóvenes, se transfirió de la sociedad en su conjunto a un individuo o grupo reducido de individuos. Fue la institución socioeconómica primaria para perpetuar de una generación a otra las divisiones de clase de la sociedad, divisiones entre los que poseían propiedades y vivían de la riqueza producida por el trabajo ajeno. La destrucción de las tradiciones igualitarias y comunitarias fue esencial para el nacimiento de una clase explotadora y una clase explotada.
Ø Conforme la explotación de los seres humanos se volvía provechosa para unos pocos privilegiados, las mujeres como sexo se volvieron una propiedad rentable. Tal como los esclavos y el ganado, las mujeres eran una fuente de riqueza. Así la compra de mujeres por hombres, junto con todos los derechos sobre su futura descendencia, apareció como una de las instituciones económicas y sociales del nuevo orden basado en la propiedad privada. El principal papel social de la mujer se definió cada vez como esclava doméstica y reproductora de hijos. Este fue el origen de la familia patriarcal.
Ø Las mujeres dejaron de tener un puesto independiente en la producción. Su papel productivo estaba determinado por la familia o por el hombre, al que estaba subordinada. Esta dependencia económica determinó la situación social de la mujer como personas de segunda, de la que siempre ha dependido la estabilidad de la familia patriarcal. Así, la familia patriarcal y la subyugación de la mujer comenzaron a existir junto con las demás instituciones de la naciente sociedad de clases: el Estado, la policía, los tribunales, las leyes, etc., la ideología de las clases dominantes incluida la religión.
Y desde entonces la OPRESIÓN CONTINÚA. De entre los explotados, la mujer lleva la peor parte. En todos los aspectos del trabajo, la educación y el hogar, la posición de la mujer es desventajosa. Es generalizado que a la mujer se le pague menos salario que a un hombre por el mismo trabajo; que en muchos países, especialmente en las zonas rurales, se prefiera dar educación y oportunidades a los hijos varones:
El 70% de los pobres del mundo son mujeres.
Entre tres y cuatro millones de mujeres son golpeadas cada año en el mundo.
500 mil mujeres mueren cada año por complicaciones en el embarazo.
La mujeres representan 2/3 de los analfabetas a nivel mundial es decir, de cada 10 analfabetas casi 7 son mujeres.
Entre 85 y 114 millones de mujeres han sufrido mutilación genital
El 75% de los 23 millones de refugiados que hay en el mundo son mujeres y niñas
Las mujeres reciben 40% menos de salario que los hombres por el mismo trabajo.
La duración de la jornada laboral de la mujeres es 25% superior a la de los hombres
10 millones de niñas menores de 11 años son obligadas a contraer matrimonio en India.
80 millones de mujeres en África y millones más en el Medio Oriente son víctimas de la mutilación genital.
De acuerdo con la ONU, en el mundo el 25% (1 de 4) de las mujeres son violadas en algún momento de su vida; y dependiendo del país, entre el 25 y el 75% son maltratadas físicamente en el hogar de forma habitual.
Las niñas de los países oprimidos tiene 4 veces más probabilidades de estar desnutridas que los niños.
En los países oprimidos, especialmente, las mujeres ocupan los empleos más denigrantes y de baja remuneración

LA SITUACIÓN EN COLOMBIA
El 51% de los desplazados, son madres cabeza de familia, quienes además representan el 20% de los subempleados en las grandes ciudades.
El 53% son víctimas de violencia física por parte de sus compañeros, que en muchos casos les dejan limitaciones.
1 de cada 5 ha sido violada. El 14% por su compañero o esposo.
El 8% de las niñas desplazadas ha sido violada antes de los 14 años.

EN EL MUNDO ACTUAL LAS CLASES DIVIDEN MÁS QUE EL SEXO
Las mujeres de las clases altas no escapan a esto. Se considera y se trata a las mujeres, de todas las clases, como si fueran propiedad: como mercancías para comprar y vender, o se usa el cuerpo de la mujer para vender otras mercancías. Sin embargo, las cadenas de la pobreza y la explotación aprietan más a las mujeres del pueblo. La mitad de la Humanidad, las mujeres, han tenido desde la aparición de las clases una posición subordinada, inferior, respecto de la otra mitad de la humanidad. Sin embargo, la división de la sociedad en clases diferencia más a la humanidad que la división entre los sexos, aunque las evidentes diferencias anatómico-fisiológicas han sido utilizadas por las diferentes clases explotadoras en la historia para mostrar que existen diferencias entre los seres humanos determinadas por la naturaleza (y no sólo hablan de diferencias naturales entre el hombre y la mujer sino que llegan a decir que también hay diferencias innatas entre las razas y las clases). Las mujeres de las clases trabajadoras sufren una opresión mayor, además de la opresión de clase sufren la opresión familiar, religiosa, marital, que refuerzan la división entre opresores y oprimidos y justifican tal estado de cosas, pretendiendo que es inalterable.
En la sociedad hoy, las clases dividen más que el sexo.
La humanidad ha pasado del esclavismo al feudalismo y del feudalismo al capitalismo y la opresión sobre la mujer en lo fundamental sigue igual.
El capitalismo ha llegado a su última fase, el imperialismo, y la opresión sobre la mujer se acentúa mucho más.

EL IMPERIALISMO
El imperialismo es el enemigo de las naciones oprimidas, es la fuente principal de la opresión, la esclavitud y la agresión de que son objeto los pueblos y las mujeres del mundo entero.
El imperialismo ha hecho de Colombia un país semifeudal y semicolonial, donde se desenvuelve un capitalismo burocrático, y apoyándose en gobiernos títeres y lacayos, como el de Uribe, obliga a estos países a hacer reformas económicas lesivas para el pueblo. Sobre las mujeres recae en primer lugar esta agobiante situación, pues somos nosotras quienes principalmente afrontamos el aumento del costo de la canasta familiar. Todo esto no obedece simplemente a políticas neoliberales de turno sino que es todo un sistema imperialista controlando todos los hilos de la economía nacional, violando derechos consagrados en leyes y convenios.
La globalización de la economía no es otra cosa que la penetración del capital imperialista en las economías de las naciones oprimidas, es el imperialismo buscando salir de sus crisis económicas sacando mayor plusvalía de los trabajadores, montando sus empresas (maquilas) acá donde la mano de obra es más barata y llevando a las mujeres de las naciones oprimidas a situaciones infrahumanas. El ALCA es una de muchas otras políticas de dicha globalización imperialista, mediante la cual va a llevar a la ruina a millones de trabajadores..
En el tercer mundo millones de mujeres jóvenes parten del campo a la ciudad, donde trabajan en las fábricas y viven en los cinturones de miseria. Llegan con muchas ilusiones de dejar atrás la atrasada y estancada vida del campo y la dominación patriarcal. Quieren ser independientes y mandarle parte del salario a la familia. Pero pronto se encuentran en un terrible callejón sin salida. La trabajadora de una fábrica decía: “La ropa debería tener una etiqueta que marcara la cuota de dolor, para que supieran cuántas lágrimas y cuánto sudor se halla en cada puntada”. Grandes industrias chupan la sangre de millones de obreras; su sufrimiento produce ropa a bajo costo para todo el planeta. Y en Colombia es peor porque la mayoría de mujeres llegan del campo a causa de los desplazamientos forzados que origina la violencia reaccionaria
Más del 60% de trabajadores de las maquilas son mujeres. En muchos casos contratan exclusivamente mujeres porque, según sus gerentes, son ideales para el ensamblaje por ser más diestras, sumisas y porque “existe una fuente inagotable de mujeres deseosas de trabajar”. Las corporaciones yanquis y los burgueses justifican este hecho diciendo que es una experiencia liberadora para las mujeres, que las emancipa de las cadenas de la opresión feudal y machista del campo. Pero la vida de las obreras desmiente este cuento pues experimentan maltrato, sufrimiento y superexplotación. Las oprime el mismo sistema que arruina a los campesinos y mantiene las cadenas de opresión de la mujer.
El imperialismo, el feudalismo y el capitalismo necesitan que esta situación se perpetúe, necesitan controlar la vida de la mitad de la humanidad para preservar el orden existente, la dominación de las clases en el poder y las actuales relaciones de propiedad.
Mientras millones de mujeres en los países oprimidos mueren de hambre por las políticas económicas del Imperialismo, otras mujeres, por alcanzar un modelo de belleza mercantil, sufren de graves enfermedades como la anorexia y la bulimia
No puede existir el capitalismo, ni el imperialismo sin el dominio machista del hombre que no es más que el derecho de propiedad sobre la mujer. Es fibra fundamental del tejido de la sociedad y la cultura dominantes y tanto la moralidad tradicional como los males sociales —la pornografía y la prostitución— son sus frutos.
“Quienes afirman que el antimperialismo es tarea para los partidos políticos y no para las organizaciones de las mujeres, y recalcan que las tareas centrales que enfrenta ahora el movimiento de las mujeres son el desarme general y completo y la coexistencia pacífica, dejan ver y no quieren ver las miserias que atormentan a las mujeres bajo la opresión imperialista. Dejan de comprender, y no quieren comprender que las mujeres oprimidas no pueden subsistir sin luchar contra el imperialismo” Esta declaración de una delegación china en un congreso mundial de mujeres en Moscú en 1963, es verdaderamente un llamado a ligar la cuestión de la mujer a la lucha contra el imperialismo y es una tarea urgente de emprender hoy.

El imperialismo se jacta de “su” democracia, pero ésta es democracia imperialista, es hipocresía imperialista. Habla de libertad e igualdad, pero en la práctica oculta la falta de libertad y la desigualdad de la mujer, de los trabajadores y de todos los oprimidos y explotados.
En Colombia, si bien en términos generales el acceso a la educación es igual para hombres y mujeres y se ha aprobado una ley que exige que al menos el 30% de los cargos de dirección públicos deben estar en manos de mujeres, la situación de las mujeres del pueblo no es así. El hecho de que un amplio sector, especialmente entre los jóvenes y principalmente de la clase media, asuman la “igualdad de los sexos” como si realmente existiera o que asuman la violencia padecida por las mujeres como algo “histórico”, del pasado y no del presente, es hoy algo que requiere abordarse seriamente, pues realmente no hay igualdad.
Y no es sólo un problema de Colombia o de los países oprimidos, es una realidad evidente en todas partes del mundo. En ningún país, por avanzado que sea, se ha eliminado actualmente esta discriminación; hasta en el “democrático Estados Unidos” cada nueve segundos una mujer sufre maltrato físico y cada dos minutos, una sufre violación o tentativa de violación.
¡Abajo esas mentiras! como dice Lenin. No puede haber, ni hay, ni habrá “igualdad” de los oprimidos y los opresores, de los explotados y los explotadores. No puede haber, ni hay, ni habrá “libertad” verdadera mientras los privilegios que la ley concede a los hombres impidan la libertad de la mujer, mientras el obrero no se emancipe del yugo del capital, mientras el campesino trabajador no se libere del yugo del capitalista, del terrateniente o del comerciante.
La burguesía y sus partidarios acusan a los progresistas, revolucionarios y comunistas de violar la democracia pero, como dice Lenin, “la revolución amplía y profundiza la democracia a una escala sin precedentes en el mundo, y precisamente la democracia para los trabajadores y para las masas oprimidas por el feudalismo, el capitalismo y el imperialismo, es decir, la democracia para la inmensa mayoría del pueblo.
“No existe libertad en general, igualdad en general o democracia en general. Esa es la palabrería de los embusteros, los hipócritas, los necios y los ciegos. Quienes así hablan son los peores enemigos de los trabajadores, lobos con piel de oveja, servidores de terratenientes y capitalistas. Hay que quitar la careta a estos embusteros y abrir los ojos a esos ciegos. ¿Igualdad de qué sexo con que sexo?, ¿De qué nación con qué nación?, ¿De qué clase con qué clase?, ¿Liberación de qué yugo o para qué clase?.
“¡Abajo esta mentira! Abajo los falsarios que hablan de libertad e igualdad para todos, mientras existe un sexo oprimido, mientras existen clases opresoras, mientras existe la propiedad privada sobre el capital y sobre las acciones, mientras existen hartos que sus excedentes de trigo esclavizan a los hambrientos”. (Lenin, El poder soviético y la situación de la mujer, 1919)
La situación de la mujer demuestra la diferencia entre la democracia burguesa y la democracia revolucionaria. En la democracia burguesa, donde existe la propiedad privada sobre la tierra, las fábricas, los medios de producción, etc., la mujer no ha sido plenamente equiparada en derechos y es tratada como un medio más de producción.
De ahí que no pueda acabarse con estos males sin acabar de raíz con el capitalismo y más que eso, sin abolir definitivamente la propiedad privada sobre la tierra, las fábricas, las herramientas... y la mujer.
La “mujer moderna” se cree libre, cuando no es más que libre de exhibir su cuerpo, libre para emprender una heroica batalla contra la grasa y el tiempo, libre para salir con quien le plazca pero en una frenética relación de consumo, libre para exigir “ayuda en el hogar”, mientras las tareas de supervisión, cuidado y atención de los hijos siguen siendo exclusividad de ella.
La mujer no puede tener ilusiones dentro del sistema. La búsqueda de “igualdad” dentro de la democracia burguesa no conduce a ningún logro verdadero. El derecho burgués consiste en la igualdad formal y desigualdad real.
Es un hecho que la mujer de hoy no tiene aún verdaderamente libertad. El derecho a decidir sobre su propio cuerpo, a decidir sobre su fecundidad así como sobre su sexualidad, son cuestiones que deben ser debatidas y reivindicadas. La interrupción voluntaria del embarazo es un derecho inalienable de las mujeres, no sólo porque sea la primera causa de mortandad materna sino por el derecho a decidir sobre su propios cuerpo.

RESISTENCIA DE LA MUJER CONTRA LA OPRESIÓN
La lucha por no ser consideradas como menores de edad, por el derecho a la propiedad, el derecho al voto, la lucha a no ser tratadas como brujas —como se les decía a las médicas en la Edad Media—, el derecho a la educación, al divorcio y al aborto han sido conseguidos paulatinamente en muchos países gracias a la fiera y decidida lucha de las mujeres, a la movilización y al enfrentamiento contra Estados reaccionarios, no han sido otorgados pacíficamente por las clases dominantes. Incluso reivindicaciones económicas como la jornada de 8 horas sólo se logró por la participación activa de las mujeres en las huelgas, como el caso de las mujeres que murieron quemadas en Nueva York y que dio origen al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora.
En los años 1960 y 1970, millones de mujeres salían a las calles a exigir sus derechos, animadas por los golpes que el pueblo vietnamita y chino daban al imperialismo. En Colombia miles de mujeres participaron en la lucha por la tierra y conformaban comités y organizaciones de mujeres.
Luego del auge del movimiento femenino en los 60 y 70 tanto en el país como en el ámbito internacional (especialmente en este último nivel), el movimiento femenino al igual que los movimientos de liberación nacional, de la juventud y de las masas obreras y campesinas atravesaron por un reflujo relativo, especialmente en los 80. En algunas países la burguesía se ha aprovechado de este reflujo del movimiento de masas para arrebatarles algunas conquistas y derechos, por ejemplo en EU quieren cerrar la clínicas abortivas y aplastar el personal médico que practican abortos legales. Mientras en otras partes del mundo, como en Colombia, el aborto es prohibido y penalizado). Sin embargo, el problema de la mujer, de su emancipación, se mostró como uno de los eslabones claves de la lucha política y se vio la importancia de la mujer en las grandes luchas, tanto las dirigidas por líneas pequeñoburguesas y burguesas —ya que el imperialismo y la reacción han tratado de movilizar a la mujer para sus planes, ya sea directamente o a través de sus gobiernos lacayos o por medio de las ONG— como las dirigidas por el proletariado —como las grandiosas guerras populares que hoy avanzan en Nepal y Perú y en las luchas revolucionarias de diferentes países.
Es decir la burguesía ha querido siempre controlar a la mujer, buscando que se dedique sólo a los niños, a la cocina y a la iglesia. Por su lado, el proletariado busca su total emancipación. Ninguna otra fuerza aparte del proletariado se atreve a emprender completamente la lucha por abolir la opresión de la mujer y desencadenar plenamente su furia como una poderosa fuerza revolucionaria y eso se debe a que, a diferencia de otras clases, al proletariado no le conviene preservar nada de la vieja sociedad con sus opresivas relaciones como producto de la sociedad dividida en clases.
Ya lo ha tratado de poner en práctica y la mujer ha empezado a conocer las bases de su emancipación:

PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

La revolución proletaria, en todos sus hitos desde la Comuna de París, donde en 1871 el proletariado tomó el poder por primera vez durante dos meses, hasta que el ejército reaccionario ahogó en sangre el nuevo poder proletario, las mujeres lucharon en primeras filas en todo aspecto y etapas del levantamiento. Recordemos el comentario de un burgués sobre La Comuna y el papel de la mujer en la insurrección: “Si la nación francesa fuera una nación de mujeres, ¡qué horrible sería!” lo cual quiere decir ¡qué nación tan horrible para la burguesía!
Y desde la Revolución de Octubre en 1917, hasta la Revolución China en 1949 y principalmente la Gran Revolución Cultural Proletaria, de 1966 a 1976, ha dado una tremenda importancia a la liberación de la mujer como elemento primordial de la liberación de la humanidad. En la China revolucionaria de Mao, la mujer realmente “sostenía la mitad del cielo” y empezaba a conquistarlo. Las mujeres eran más liberadas y más libres que en cualquier sociedad y en cualquier etapa de la historia. Si bien los logros que se dieron en la China revolucionaria han sido revocados por los capitalistas que se tomaron el Poder en China hace mas de 20 años, ese pasado revolucionario nos muestra el futuro brillante que sólo la revolución proletaria podrá forjar. Principalmente —y comparativamente de manera más consistente, sistemática y cabal que en otras revoluciones—, nos muestra cómo se puede liberar a la mujer para desempeñar un papel pleno e igual en la construcción de una nueva sociedad libre de TODA forma de opresión. Los oprimidos necesitamos conocer esa revolución porque nos muestra la SOLUCIÓN a la terrible situación de los de abajo.
Una verdadera revolución proletaria como la bolchevique o la china eliminó todo rastro de desigualdad del hombre y la mujer ante la ley, en el derecho matrimonial y familiar, la desigualdad en lo referente a los niños, etc.. Esto constituye tan sólo el primer paso hacia la emancipación de la mujer. El segundo paso es la abolición de la propiedad privada; así y únicamente así se abre el camino para la emancipación completa y efectiva de la mujer, para su liberación de la esclavitud casera mediante el paso de la pequeña economía doméstica individual a la grande y socializada.

LOGROS EN EL SOCIALISMO
Como señaló Mao Tsetung: “Sólo en el proceso de la transformación socialista de la sociedad en su conjunto se podrá alcanzar una auténtica igualdad entre ambos sexos”. Para los maoístas, el desarrollo social tiene que ser vinculado con la superación de las desigualdades entre la industria y la agricultura, entre ciudad y campo, entre nacionalidades, entre trabajo manual e intelectual y entre hombres y mujeres.
La teoría y práctica de la revolución maoísta señalan el camino para la liberación de la mujer, demuestran que la opresión de la mujer está fundamentalmente ligada a la división de la sociedad en clases y a la propiedad privada; demuestra que cuando el pueblo detenta el Poder, es capaz de eliminar la fuente de las desigualdades sociales; demuestra que la lucha contra la opresión de la mujer es parte de la lucha por acabar con TODAS las formas de opresión; y demuestra que ¡SÓLO LA REVOLUCIÓN MAOÍSTA PUEDE LIBERAR A LA MUJER!
La Revolución China y la Gran Revolución Cultural Proletaria constituyeron hitos muy importantes jamás alcanzado por sociedad alguna en muchos aspectos, pero principalmente en los logros alcanzados en la lucha por eliminar las diferencias entre hombre y mujer. Para esto, el pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista de China, debió conquistar el Poder, destruir la vieja máquina económica y la vieja superestructura y, lo principal, construir una base y superestructura nuevas. La línea de masas, la confianza y la fe del maoísmo en las mujeres y hombres del pueblo mostraron que la cuestión no es de planificadoras ni de que, como pretenden las mujeres burguesas, se utilice el podrido aparato del Estado burgués para lograr las conquistas. Las masas de mujeres y no la técnica constituyen la base para conquistar esos logros. La política es la que debe estar al mando para eso. Con esta orientación la mujer logró lo que jamás podrá conseguir en el capitalismo y menos en un país dominado y oprimido como el nuestro. Hay una conclusión clara: la revolución, para que sea revolución, debe hacerse con las masas y destruyendo el viejo Estado y tal solución es de abajo a arriba, no de arriba abajo.
Y la mujer más destacada durante la Revolución Cultural fue la camarada Chiang Ching, quien poniéndose al frente de las masas asaltó el cuartel general de la burguesía, derribando la dictadura que seguían ejerciendo en el campo de la superestructura, sobre todo en el campo del arte, del cine, del teatro y la literatura. Bajo su dirección surgieron películas tan inspiradoras como La Muchacha de los Cabellos Blancos, El Destacamento Rojo de Mujeres, y La ingeniosa Conquista de la Montaña del Tigre. Esto no se lo perdonó la burguesía, y se lo cobró con el golpe de Estado contrarrevolucionario. La Camarada Chiang Ching, con la cabeza en alto y mira firme en el futuro, hizo frente con altivez al aislamiento, la calumnia, la tortura y la amenaza de muerte, con victorioso desdén por los aullidos de las bestias moribundas, y declaró de manera desafiante: ¡No es ningún crimen hacer la revolución; la rebelión se justifica! Ella es una líder que inspira y una indicación de que las desigualdades y divisiones de antaño pueden demolerse y serán demolidas.
La lucha tocante a la cuestión de la mujer no se limita a una esfera en particular sino que se extiende a través de toda la sociedad. La revolución es imposible sin el quebrantamiento de todas las ideas e instituciones viejas, y la práctica y valores que promuevan la opresión de la mujer son un soporte clave de lo viejo; deben ser un blanco clave para el proletariado en destruir lo viejo y crear lo nuevo. En toda esfera, desde las fábricas hasta la literatura y el arte, esta cuestión surgirá y será la fuente de lucha continua por asegurar la plena participación de la mujer en la sociedad socialista y la continuación de la revolución proletaria
El tránsito es difícil, pues se trata de transformar las “normas” más arraigadas, rutinarias, rudas y osificadas, las viejas costumbres y los viejos hábitos. Es luchar por hacer una revolución completa y no parcial. Y entre las filas revolucionarias esto tiene que ser así. Algunos hombres dicen que sí, que les gusta la revolución, pero les cuesta mucho aceptar la parte de la igualdad entre el hombre y la mujer. Si en serio quieren hacer la revolución, si en serio quieren abolir toda forma de explotación y opresión, ¿cómo se va a seguir manteniendo entre el hombre y la mujer una posición de esclavizador y esclava, de dueño de mercancía y de mercancía, de poseedor y poseída? No. Queremos un mundo libre de toda forma de explotación, opresión, discriminación y degradación entre las masas populares.
Hoy en día grandes ejemplos nos dan las mujeres que vienen luchando en las guerras populares de Nepal y Perú. Lo hemos visto en el heroísmo de las prisioneras de guerra en las cárceles peruanas, donde ellas dicen estar dispuestas a dar la vida por el Partido y la revolución. O en Nepal donde las mujeres vienen sacudiendo una sociedad milenaria de opresión feudal y construyendo las cosas nuevas: la lucha contra la opresión de la mujer se ha entretejido en el gran fragor de la guerra popular, miles de compañeras se rebelaron contra sus padres y hermanos, dejaron a esposos retrógrados y huyeron de matrimonios concertados. Repudiaron las tradiciones feudales que dispone que la mujer es inferior y que sus ideas no tienen importancia. Las mujeres en Nepal están aprendiendo a conquistar la mitad del cielo. Actualmente en Nepal las mujeres juegan un papel clave en el nuevo poder popular, como militantes del Partido, combatientes del ejército popular e integrantes de las organizaciones de masas del frente único.

LA MUJER Y EL ACTUAL MOVIMIENTO DE RESISTENCIA POPULAR MUNDIAL CONTRA EL IMPERIALISMO


La agresión imperialista que EEUU ha desatado contra Irak; Afganistán, Palestina y otras naciones y pueblos oprimidos del mundo ha despertado la ira y el sentimiento antiimperialista en casi todos los países del mundo, incluso en los propios países imperialistas, se están despertando las masas de obreros y campesinos. Se está rompiendo el hielo en todos los rincones del mundo. La liberación de los pueblos del yugo imperialista, la liberación de obreros y obreras del yugo del capital, la liberación del campesinado del yugo feudal, es la tendencia actual. Otro mundo es posible y en esa construcción el papel de la mujer está en luchar en pie de igualdad con el hombre.
Un gran movimiento de resistencia popular mundial contra el imperialismo está surgiendo y la participación de la mujer es clave. Movilizaciones inmensas se dieron en Europa, EEUU, Asia, América Latina en contra de la guerra imperialista y la resistencia del pueblo iraquí, del pueblo afgano y del pueblo palestino cada día aumenta. Debemos apoyar al pueblo de Nepal y denunciar el intento imperialista de invadirlos
Desde Afganistán y Colombia hasta Palestina, India, Medio Oriente se dieron multitudinarias movilizaciones de mujeres en muchos países.
La lucha por la emancipación de la mujer es una lucha ardua y prolongada al igual que la lucha del proletariado y cobija lucha ideológica, lucha política y lucha armada. Y grandes dificultades tendremos que afrontar
La lucha por la emancipación de la mujer hace parte de la lucha por la emancipación de toda la humanidad, de la abolición de todo sistema de explotación del hombre por el hombre.

¿QUÉ HACER?
La condición de opresión y desigualdad de la mujer demuestra que ésta necesita urgentemente una revolución proletaria y que es una fuerza que ha de determinar su victoria o su derrota.
Es claro que en la tarea de movilizar, politizar y organizar a las mujeres del pueblo se enfrentan dos tendencias o dos caminos: el burocrático, que sirve a los mezquinos intereses de las clases explotadoras, y el democrático o revolucionario, cuyas tareas están al servicio del pueblo.
Algunas creen que las actividades que viene realizando un sector del Movimiento Social de Mujeres en Colombia en contra de la guerra es un gran avance, pero no es así por completo: si bien es cierto que las mujeres debemos movilizarnos en contra de la política terrorista de Estado de asesinar a líderes sindicales y populares y que debemos oponernos a la guerra reaccionaria que cada día deja miles de mujeres y niños desplazados de los campos de conflicto, no podemos permitir que ese resurgir de la lucha organizada de las mujeres sea controlado por los intereses de las clases reaccionarias y que se impongan en este movimiento teorías como la no violencia, el pacifismo, el apoliticismo y el reformismo. Este es el camino burocrático.
El camino revolucionario es partir de un análisis de clase para distinguir quiénes son nuestros amigos y quienes nuestros enemigos, es un enfoque indispensable para construir un movimiento femenino revolucionario y para comprender bien sus tareas. Las mujeres de nuestro pueblo tienen como tarea combatir al imperialismo, los terratenientes y la gran burguesía, unirse al movimiento del pueblo en lucha por acabar las tres montañas.
Las mujeres pueden llegar a tener múltiples formas de organizarse: fortalecer los sindicatos por ejemplo, hoy en día tan diezmados por la política fascista de poner la lucha sindical al mismo nivel de la lucha insurgente, o diezmados por los tipos de contrato temporales que impiden la asociación de las obreras o se pueden crear nuevas formas organizativas para la resistencia, o de solidaridad; pero no podemos permitir que el corporativismo se apodere de ellas. Esta estrategia del actual régimen político hace creer a las masas que todos pueden ser propietarios creando famiempresas y cooperativas. Este es el corporativismo, donde el sistema que avanza hacia el fascismo busca organizar a las masas en aparatos de bolsillo bajo su control político e ideológico.
Dentro de las grandes tareas del movimiento femenino popular está la de combatir todas las ideas atrasadas que fomentan la discriminación, las ideas maquinadas, fomentadas y difundidas por las clases explotadoras y sus aliados: la supuesta “naturaleza deficitaria” de la mujer, el determinismo biológico y el cultural (la falsa idea de que el estado de cosas, el curso de los acontecimientos, en algún punto ha sido determinado, es decir rígidamente establecido por factores específicos previos y que los sucesos están ligados a causas establecidas); la religión y su papel específico en separar claramente el rol y posición de la mujer no sólo dentro de la iglesia sino en la sociedad (p. ej. , la encíclica que aborda específicamente el control de la reproducción de la mujer); y las ideas supersticiosas asociadas tan en boga: astrología, reencarnación, etc. En el contexto de la actual ofensiva reaccionaria mundial, el ideológico es un campo de batalla decisivo en la lucha por acabar o mantener la opresión y explotación por parte de unos parásitos que viven a costa del trabajo de la inmensa mayoría que está sometida a su condición de oprimidos y explotados.
El movimiento femenino popular no debe reducirse a la lucha contra todas las ideas reaccionarias que justifican la discriminación y la opresión; más urgente es crear la conciencia dentro de las mujeres de la necesidad de forjar un tipo de movimiento diferente, un movimiento que acepte la guía del proletariado, que acepte la ideología del proletariado, el marxismo-leninismo- maoísmo, la ideología y ciencia liberadora que nos conducirá a la verdadera y total emancipación
Entre los criterios ideológicos y políticos de que debe estar imbuido la construcción del verdadero movimiento femenino popular (clasista), están:
v No puede existir un auténtico movimiento de mujeres que no espere nada de esta sociedad, sin que este movimiento no rompa con las ilusiones constitucionales, sin un deslinde real con todo movimiento femenino reformista. Esta debe ser nuestra orientación política.
v La emancipación de la mujer no podrá ser una tarea autónoma, un “suplemento del alma” que bastará agregar al socialismo para darle un aspecto humano.
Por eso compañeras las invitamos a que agarremos la consigna que el MRI, el embrión de una nueva internacional, desde 1984 ha venido impulsando a nivel mundial, y bien duro gritemos:
¡ROMPER LAS CADENAS, DESENCADENAR LA FURIA DE LA MUJER COMO FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!